martes, 10 de marzo de 2009

RESPIRACIÓN

.Decimos que respiramos y nos quedamos con eso. Estamos vivos y eso basta. No basta.No podemos quedarnos con un proceso mecánico como para cumplir con lo básico de la vida. La vida es más, mucho más. Aprendamos a descubrirla, disfrutarla, aprovecharla para nuestro beneficio, a venerarla.Hagamos de cuenta que tenemos un gráfico del sistema respiratorio. Centrémonos en los lóbulos pulmonares, dividiéndolo en tres partes, de arriba abajo, y prestemos nuestra atención en cómo respiramos. Cuál es la parte que más trabaja y cuál los resultados que logramos.Respiremos con la parte alta; nuestra capacidad de almacenamiento de aire es mínima, agitada y con pocos resultados óptimos para nuestro organismo. Trabajo incompleto que gasta nuestras energías y no cumplen buena función.La parte alta y la media. Respiración un poco más profunda pero no completa. No cubre el propósito de la vida.Respiremos inhalando profundamente y con suavidad, pero que llegue hasta nuestro vientre. Dejemos que se llene lentamente de aire; nuestra capacidad de recibir aire se agranda, nuestros órganos internos están experimentando un suave masaje interno que ninguna gimnasia ni masaje puede lograr. Los lóbulos inferiores de nuestros pulmones se esponjan y eso ayuda a que no se peguen ni se reduzcan. Eso evita infecciones pulmonares y del organismo.Al recibir más aire, el torrente sanguíneo ayuda a desintoxicar todo nuestro cuerpo y a mejorar su capacidad de recuperación y hasta regeneración del mismo.Una respiración completa aplaca la mente, reduce nuestro ritmo cardiaco, distendiendo órganos y músculos; oxigena la sangre, que hace que a nuestro cerebro le llegue buen combustible para que funcionemos armónicamente mejor.



Adriana A. Grossi

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