sábado, 16 de agosto de 2014

PARIRAS CON AMOR

Todo cambia. La noticia llega y los cambios caen encima como una cascada de cosas, sentimientos que no se tenían en cuenta. Antes, era fácil y hasta muy “ajeno” el ver que “otros” tenían hijos. Se veía como algo natural y muy... Muy de “otros”.


Pero, ahora, resulta que ese hijo que vendrá no es de ... ”otros”.


Ahora bien, Como y cuando fue engendrado?. Por amor?. Por pasión? O por obligación?


Como se presenta todo esto tan “nuevo”?


Existen quienes tenían todo planificado y... Sorpresa!


Estaban preparados, o: “Se vera según la marcha”?


Hay voluntad como para “recibir” esta vida nueva?


Es común que se haga un repaso mental de todo lo que se escuchó y lo que alguna vez se leyó sobre la venida de un hijo. No importan las circunstancias que se presentaron para materializar este prodigio; sino, lo que importa es qué se haga como para que resulte “prodigioso”.


Miedo?. A que?. A quien?


No se lo tenia pensado?. Bueno. Vamos!. Esta experiencia nueva va a dar sus frutos!.


La silueta?. Son otras bellezas las que afloran.


Retener al “padre” o eso no importa tanto?.


Existen diversas situaciones que se presentan con diferentes resultados.


Se tiene derecho a decidir por esta vida nueva?.


Una vez, vi una foto en un articulo que trataba sobre el aborto; mostraba una mano de un hombre adulto, quizá un médico, y entre sus dedos medio y anular, asomaba unos pies pequeñitos de un feto mutilado de poco tiempo de gestación. Detuve mi atención en la imagen y pensé: Cuanta belleza tiene la Naturaleza. Como habría sido este ser si lo hubieran dejado vivir?


Existen casos en los que no hay mas remedio; pero ahora, vamos a tratar sobre la vida y, sobre todo, de una vida nueva que va a nacer.


Cada raza, en su memoria genética, tiene “grabado” el tiempo que debe transcurrir para la total formación de una cría, según su raza.
La humana es una de las que toman su buen tiempo para la gestación de una “cria”.


Lo más importante es el momento de su gestación y le siguen, progresivamente, los diferentes procesos evolutivos dentro de esa gestación.


Todo parece nuevo porque toca de “cerca”; pero no se toma, comúnmente, conciencia que es una oportunidad como para “sentir” y reflexionar sobre el proceso mismo que experimento la madre cuando fue “hija”.


Este enfoque ayuda a identificar otros aspectos que pueden hacer entender mejor que la vida no es solo un proceso biológico como para perpetuar la especie. Hay “algo” más. Mucho más...


Esta nueva experiencia no sólo trata si se está preparado biológicamente en la concepción. Tampoco trata sólo de los cuidados que se pueden tomar en cuenta para una “optima” generación de vida. Me refiero más a la actitud que se toma ante esta nueva vida.


Interesa, realmente, querer descubrir qué siente y qué recibe esa nueva vida que palpita?. Es bueno tener en cuenta que, desde el momento de la concepción, lo “siente” todo.


Es como si estuviera en una “nave” flotando en una oscuridad relativamente serena donde debe prepararse para la vida. Y el camino, comúnmente, tiene una sola vía y no permite cambiar la marcha para ir en reversa.


Todo le “llega” aunque el feto este envuelto en liquido amniótico.
 
Todo siente, todo “escucha”. Todo lo percibe, sobre todo, los pensamientos y la calidad de los mismos; de la madre, en primer término y después, mucho después, del “entorno”. Comúnmente no se presta atención a este “detalle”, claro que después, cuando ese niño esta fuera de su “nave”, responde y actúa según lo “aprendido” antes de nacer; lo que le ira forjando un “carácter” a su carácter.


Hablarle?. Si, es una entidad que viene a experimentar en este mundo.


Caricias?. Muchas!. Porque le transmiten seguridad ante la vida.


No se le conoce aún porque no esta a la vista, pero ya es “vida” que palpita y siente por sí misma.


Es cierto que, por falta de información, se presentan “tabúes” de todo tipo; desde concienciar a la madre que se ha vuelto “frágil” como el cristal, hasta la indiferencia toda. Los extremos son poco saludables. A veces, rayan en el terror absoluto y temen por todo y hasta tienen actitudes enfermizas, de las que algunas “madres”, aprovechan, (y si que las hay), su estado para manipular a quienes le rodean. O las que lo toman como una excusa para desafiar al mundo y lograr tener su “trofeo”: Un hijo.


Y así sucesivamente. Como también las hay que, realmente, se sienten plenas en su nuevo estado, pero... Y el hijo? Qué pasa realmente con él?. Se piensa alguna vez en eso?.


Existe real interés para prepararlo para la vida, o “veremos a medida que crezca”?.


Una vez leí que un hijo es una flecha lanzada a la vida. Y sí. Es una entidad nueva que va a vivir su propia vida. NO es de nadie. Pertenece a la vida; porque, si no fuera así, simplemente, no seria.


Es cierto que no existen libros ni recetas “claves” que ayuden a ser “padres”. Claro que la Naturaleza cuenta con un “prospecto” bastante útil y hasta eficiente que se llama: INTUICIÓN. Es un “lenguaje” único que ayuda más que mil palabras y enseña “herramientas” que forman a muchos en todo.


Las ciencias podrán explicar muchos procesos y resultados en la gestación de un feto. Pero nunca podrán explicar lo que sienten ese niño y su entorno en cada momento de su evolución.


Intención. Atención. Dedicación, Sentimientos y lo “trillado” y que siempre es y debe ser nuevo: AMOR.


Comúnmente se acostumbra a escuchar la sentencia: “Parirás con dolor...” ¿Por que?. No tiene que ser así para nada. ¿Dolor físico?. Si, pero es porque a la pobre madre, sobre todo en Occidente, la colocan en una posición antinatural en la que se resienten tanto la madre como el hijo. Los médicos creen que, si sopla a cada rato, ya se le pasa el dolor. Cuando más sereno seria todo si le ayudaran a ambos, madre e hijo, a que la fuerza de la gravedad hiciera su parte y el trabajo de parto, sería más rápido y más aliviado. Como todo se transmite, el dolor y el miedo normalmente tensan los músculos de la madre haciendo que sus humores se vuelvan tóxicos para el feto y el flujo de oxigeno a la placenta sea pobre y que se demore el parto y tenga resultados desastrosos para el “ingreso” de ese niño al mundo exterior.


Ya bastante caótico es cambiar de hábitat de un momento a otro. Y sin dejar de lado un sentimiento de culpa de que, antes de nacer, ya fue causal de dolor. Nacerá entero, sano y todo eso, pero esa “herida” no cicatriza así como así.


Ese bebé puede parecer frágil e indefenso. Pero ya es una entidad única que tendrá que lidiar con el entorno más próximo. Que no se comunique no quiere decir que no sienta; que no capte y que sólo va a entrar al “mundo” cuando recién sepa hablar. 
 
Por qué no integrar, desde el momento de la concepción, la siguiente frase:” PARIRAS CON AMOR”.


Amor en cuidarse la madre, para que el bebé sea biológicamente sano.
Amor en la espera compartida, para que el encuentro en el parto sea feliz.


Amor en las caricias, que comparten aunque no se conozcan físicamente.


Amor en la palabra, que tenga su propio color.


Amor en los pensamientos, para prepararlo para un mundo que no tiene por qué ser hostil.


Amor en el propósito, para formarlo lo mejor posible para que experimente la vida.


Amor y serenidad. Seguridad y confianza, para el momento en que ambos van a nacer. Nacer el hijo, re-nacer la madre.


Por eso, la misión de pertenecer un tiempo unidos, aprender uno del otro; crecer juntos, pero siendo siempre entidades bien definidas.


Están en el mismo “colegio” de la vida. Pero siempre teniendo su propia individualidad.


Si la madre entiende, se prepara y comprende. Entonces, sí; podrá inhalar profundo y, serena y confiada, escuchar en su interior la hermosa frase:


“PARIRAS CON AMOR”.




ADRIANA GROSSI