martes, 10 de marzo de 2009

EL REINO DEL “DESPUES”

Pasamos por la vida, (que no quiere decir siempre que “se vive” la vida), dejando las cosas para “después”.
Si cuando fuimos chicos quizá queríamos o necesitábamos algo y, también quizás, nuestros mayores nos decían: DESPUÉS LO HARAS... DESPUÉS LO TENDRAS... DESPUÉS TE LO DARE....
Y quizá, muchas veces, “suspendidos” en esas falsas promesas, se vivió a la espera de un improbable pero eterno: “DESPUÉS...”
¿Después de que?. ¿De que se borrara el entusiasmo?
¿Después de que?. ¿De que otros hicieran sus “AHORA”?
O es que solo estábamos absorbiendo una mala costumbre del entorno mas próximo y que, con el tiempo, lo fuimos tomando como una Ley natural de convivencia.
Después, parece solo una inocente palabra, pero representa todo un conglomerado de cosas, situaciones que tienen sabor a derrota. Y, tal vez muchas veces, quizá hoy, nos encontramos repitiendo de forma mecánica, ante diversas situaciones, la tan aceptada y hasta cómoda palabra: “Después”
¿Después que...?. ¿Después para un amanecer que se perdió?.
DESPUÉS, DESPUÉS, DESPUÉS... Hasta EL pronunciar la palabra queda un gusto flojo, esquivo, de algo indefinido. Y, las mas de las veces, esos individuos del “Reino del Después” se encuentran sentados pensando en todo lo que tienen que hacer con lo que dejaron en el “deposito” del “después”. Y tanto se acostumbraron a abandonar muchas cosas para “después”, que ya no tienen tan encendida la chispa del “ahora” y el desasosiego y laxitud les hace caer a ellos mismos en el Laberinto del “después”.
Es tal el laberinto en que se encuentran que, antes de empezar a tomar las riendas del asunto, solo sueñan con poner una tranca en la puerta del “deposito” del después y dar la espalda.
Eso no es entrega, eso se denomina: ABANDONO.
Abandono, quizá; porque eso es lo que se capto cuando niños ante un sueño, un proyecto que considerábamos importante y no tuvo eco en nuestro entorno y se aprendió, con sumisión; tal vez no “era” importante o una perdida de tiempo. Pero, ¿Para quien?. ¿Para el niño que estaba floreciendo, o para los mayores que restaban importancia al hecho?.
Y así, en los otros ámbitos donde un individuo transita: Colegios, tramites varios; y así una seguidilla de “abandonos” del después...
Me refiero a lo que se puede captar en cada entorno en los que se mueve un individuo hasta estos días. Hablo de familia, porque es el primer entorno social con el que cuenta un niño desde antes de nacer; pero, a medida que crece ese individuo, naturalmente, se va ampliando su contacto con otros “entornos”, con mas individuos y situaciones y resultados. Lo interesante es que esta actitud desalentadora del “después”, si se observa, no es solo de pocos; sino, es como una tacita enfermedad colectiva que lleva hacia un sumiso abandono.
El darse cuenta de este mecanismo encubierto, significa que el individuo esta despertando de un letargo que le ha ido quitando vitalidad; y que no solo le ayuda a enriquecerse con su voluntad; sino que puede, con su ejemplo, ayudar a otros.
Muchas “vendas” no necesitan ser de material físico.
¿Y que debería hacer este “nuevo” individuo que esta despertando a la vida?. MUY FACIL:
Primero: QUERER EL CAMBIO.
Segundo: SELECCIONAR “PRIORIDADES” PARA REALIZAR LO “PENDIENTE”.
Tercero: NO DECAER POR LOS RESULTADOS DE LO QUE HAGA. NO ES NECESARIO CORRER, PERO TAMPOCO SER LENTO. CREAR UN NUEVO RITMO.
Cuarto: RECUPERAR LA SATISFACCIÓN DE CONCLUIR CON LAS COSAS PENDIENTES. LA LIBERTAD QUE SE EXPERIMENTA TRAE FORTALEZA Y PAZ INTERIOR.
Quinto: SABOREAR, A CADA INSTANTE, EL PRODIGIO, LA PLENITUD Y EL PODER QUE DA LA PALABRA: ¡AHORA!



ADRIANA GROSSI

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