domingo, 10 de junio de 2012

EFECTO RESIDUAL DEL ESTRÉS POSTRAUMÁTICO




Debemos tener en cuenta, primeramente, con qué medios contamos para identificar los síntomas de estrés postraumático en una persona.

   Una vez logrado esto, el profesional debe tener la capacidad, el arte, la sutileza y el respeto como para ir "franqueando" todas y cada una de las "vallas" psicológicas de la persona que se encuentra en esa situación. Es más, no todo profesional puede estar capacitado como para enfrentarse a este reto: Tratar a una persona con estrés postraumático.

   A medida que a una persona, que experimentó algún tipo de estrés postraumático, le va pasando el tiempo; se presenta la peligrosa ecuación: A mayor tiempo cargando todo ese bagaje de experiencias traumáticas, mayor riesgo a que esté más que lejos de su curación.

   Hablo de curación porque sí es posible, no importa su profundidad en la mente, el impacto acumulado por esa o esas experiencias. La persona, sí puede salir a flote, perfectamente, y retomar el curso de su vida, y sin secuelas. El secreto, es que el profesional que le atiende, esté consciente y preparado para sortear esa carrera de obstáculos mentales de esa persona y lograr levantarle la mano, con triunfo, y que esa persona compruebe y reconozca que lo logró!.

   Todo tratamiento tiene y puede lograr maravillas. El arte, es tener el conocimiento total de todas las facetas de conducta que se pueden derivar sobre la sintomatología.

  Sólo lo que se conoce, se comprende; y, lo que se comprende, da las herramientas justas para conseguir un muy buen resultado.

   En cuanto  la persona que ha vivido alguna experiencia traumática,  está en la capacidad del profesional para poder detectar los síntomas entre lo que expresa la persona, lo que se observa de ella y lo que realmente está necesitando. Los "mensajes" de auxilio, son infinitos; la capacidad de detectarlos, por parte del profesional, depende de su preparación para responder, captar qué es lo que realmente está pasando a esa persona.

   Visto de un modo "externo", el profesional puede identificar, a primera vista, algunas características sencillas: Conductas evasivas como: "No quiero hablar", "No quiero recordar", "No me pregunten", etc. Pero, esa persona, justamente, lo que niega, es lo que más tiene "fresquito" y a flor de piel!. Es como estar ante una persona con quemaduras de tercer grado!.

    Esa persona, que no comprende lo que le está pasando. Lo siente pero le está pasando, y, a la vez, no sabe cómo reaccionar, a quién recurrir y, lo más importante: Si será "escuchado". De seguro que recurrirá a "muletas" perniciosas como las drogas, el alcohol, etc. Se tornará agresivo, esquivo, silencioso porque, está experimentando algo terrible: El abandono.

   También, está en el bien preparado profesional el identificar qué está realmente pasando en el interior de esa persona, teniendo en cuenta su actividad, que es lo más importante, sino, no hay tratamiento que "funcione". A cada quién... Su tratamiento. Una cosa es lo que se informó, estudió, investigó el profesional sobre la sintomatología en cuestión. Otra, muy diferente y más que importante... Que la comprenda!.

   Por ejemplo, a un Efectivo que viene de una Misión, que tuvo una serie variada de experiencias conocidas, esperadas e inesperadas, y demás; se encuentra que vuelve a su lugar de origen, con un ritmo de actividad a la que todavía no se ajusta; y, a veces, hasta que no comprende, le invade una sensación de vacío. Es como un post-parto. El tener que "desprenderse" de su mayor motivo de atención.

   Ese "vacío", es el que le arrastra a un montón de sentimientos encontrados y a muchas preguntas sin responder.

   Repito, sólo el profesional que comprende, realmente, el mecanismo, puede lograr sacar a flote a esa persona. Ya no sirve lo leído, lo estudiado, lo aprendido. Es estar con esa persona con estrés postraumático que está necesitando ayuda, comprensión y la respuesta a todo lo que está "bullendo" en su interior que quiere y no quiere "salir".

   No, aquí no corren las sugerencias sencillas de terapias de grupo, yoga y demás. Aquí, se está ante una persona que está necesitando atención personalizada y completa. Además, en este tipo de sintomatologías, hasta es más que peligroso si el profesional intenta recurrir al "disfráz" del psicofármaco. No existen pastillitas "mágicas; y, menos, en los psicofármacos!. Es más, se corre el peligro de que el organismo de esa persona con estrés postraumático, no esté preparada como para recibir el o los componentes de esa medicación.

   El psicofármaco, "disfraza" cualquier sintomatología y no permite, para nada, poder identificar el grado de profundidad de daño en la mente de esa persona. A mayor consciencia de la persona, mejor se puede identificar qué está pasando, qué está necesitando y qué pasos seguir para su mejor solución.

   Se supone que, ante una situación de una persona con estrés postraumático crónico, todo es "irreversible"... ¿Lo es?. Yo sé que no!.

   Otro detalle más que importante: La persona que está pasando por una situación de estrés postraumático, necesita, antes que nada y más que nada, algo importante: Privacidad!.

   La falta de privacidad, si nos fijamos, en todo tipo de paciente, le genera, a la persona a tratar, una "marca" más perniciosa que cualquier otra cosa: El haber sido "expuesto" ante "extraños", la humillación de ese tipo de "manoseo" a toda luz de, justamente, esa situación que le es "privativa". Y, el profesional; aquel que tiene respeto por su profesión y por la persona a tratar, tiene que tener la delicadeza de no sumar un daño peor al ya presente daño al que se vió invadida la persona a tratar.

   Eso, y mucho más, lo sabemos quienes pasamos por el estrés postraumático.



      ADRIANA GROSSI

            10/06/12

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