Destreza: " Hacer algo bien, con rapidez y facilidad".
¿Cómo la logramos?.
Primeramente, con esa "fase" que nos puede resultar tediosa; y, según el caso y el tema, difícil.
Luego, la ejercitación. Insistir, comprender y aplicar. Y, pasado el tiempo, todo aquello acumulado nos da por resultado en que encontramos que nos resulta fácil.
Toda cosa, situación y demás; cuando las encontramos y la vemos por primera vez, puede llegar a hacernos sentir que hasta estamos en un planeta incierto, ante algo más que raro, y... Lo peor de todo: No sabemos cómo funciona!.
Según nuestra capacidad de asombro, la deliciosa cuota de curiosidad y la intrepidez que dispongamos de querer experimentarlo, nos dará un paso más a ese querer incorporar "experiencias" nuevas.
Vamos a compartir varios ejemplos:
Vemos una prenda de lana tejida. Se nos ocurre la idea de querer probar si podemos hacerlo. Compramos una revista sobre el tema, buscamos el negocio donde comprar los elementos. Explicamos qué queremos hacer, nos asesoran. Compramos todo el "arsenal" de elementos. Llegamos a casa. Colocamos los elementos frente a nosotros y... Nos encontramos ante dos agujas largas de tejer y un ovillo de lana que nos gustó.
"Estudiamos" la revista, con detenimiento, su texto explicativo, llegamos a la gráfica donde se representan los tipos de puntos para tejer. Tratamos de identificar qué son esa sucesión de rayitas y cruces. De primer intento, nos parece encontrarnos, cual "aprendiz-de-espía", ante una planilla donde no sabemos si es un mensaje encriptado o una versión casera de Código Morse!.
Luego, hacemos los primeros intentos. El primer nudo atado a la aguja. Nos sentimos como si a un mono le ponene en la mano, un celular!.
Más luego, vamos identificando que agregando un gancho de lana a la aguja, y lo cruzamos con la otra aguja, "nace" un siguiente punto de lana en la misma.
Pasamos a la fase del "entusiasmo" y agregamos puntos, con ganas!: Hemos descubierto que, de una hebra de lana y con dos agujas; estamos conformando una hilera de puntos fuerte, segura, que va a dar nacimiento a una futura prenda de lana.
Nos tomamos, con afán, a la empresa de sumar hileras de tejido a la prenda... Y es cuando, como sucede en todo tipo de práctica, debemos seguir en el empeño; dejando de lado el que nos pueda parecer aburrido y nos suele surgir, en la mente, la conocida frase de: "¿Y para qué me metí en esto?". Y es, justamente ahí, cuando debemos "vencer"!.
Otro ejemplo:
Tenemos muchos libros apilados y pensamos que ya es tiempo de tomar "coraje" para tenerlos ordenados y presentables. No contamos con elementos para construir algún tipo de "pseudo-librero". Se nos ocurre ir a algún lugar donde encontrar algún mueble para tal fin. Llegamos, miramos y... Cual luminosa "rebelación", encontramos un mueble moderno, sencillo, que se ve resistente, que tiene un cartelito pegado que reza. "Fácil de armar", para tal fin. Y hasta el precio es aconsejable!.
Lo compramos y llegamos a casa con la caja "mágica", grandota y con esa satisfacción del "Hágalo-usted-mismo"!.
Abrimos la caja, leemos las instrucciones; buscamos por toda la casa algún destornillador, ese mismos que vemos como una deslumbrante varita mágica que nos hace pensar que, con sólo tocar las partes... Armaremos nuestro preciado mueble en un instante!.
Colocamos todas las partes frente a nosotros; y, nos damos cuenta que la cosa, no es tan... Fácil!. Que el instructivo, como sucede casi siempre, sólo lo entiende quien lo redactó!. entonces, tratando de vencer el desaliento, comenzamos a ver de calmarnos. Observar todas las piezas, respirar profundamente; y... Con paciencia, iniciar, ¡Y sin "regañar"!, a armar ese extraño "rompecabezas-en-volúmen" que, por lógica, deberá transformarse en un mueble.
Pero... Dejando de lado el "Yo-no-sé-cómo-se-hace", comenzamos a descubrir que, sí, somos capaces de lograrlo!.
Y así, miles de ejemplos:
Un primer día de clase.
El primer trabajo.
Nuestra incursión en la cocina.
Nuestro primer viaje...
O aquella profesión especial que, con tesón, tiempo y entusiasmo, nos ha hechos sentir cosas... Especiales!.
Y, así, todo lo que se nos presente; ya no se transforma en algo que nos hace dudar, que nos hace temer.
Sino, estamos logrando "eso" que nos hace sentir bien; fuertes, y hasta felices de nosotros mismos!.
Eso es: ¡Destreza!.
ADRIANA A. GROSSI
PSICORIENTÓLOGA
25/03/12
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