Es bien sabido que, con el paso de los años y el estudio de grandes investigadores, en el día de hoy, se han logrado erradicar muchas enfermedades en el ser humano.
Se han podido identificar
muchos microorganismos, sus comportamientos, lo digo en plural porque, a medida
que han avanzado los tiempos, muchos, han ido modificando su estructura y han
potenciado sus acciones sobre el organismo.
Hablamos de sustancias para
destruir y hasta inhibir, según el caso, sus acciones.
Pero:
¿Qué pasa con el
"huésped"?.
En su organismo, se tratará,
llegado el caso de infección bacterial, lo que hoy tratamos; ya sea
"atacando" la membrana celular, la síntesis de proteínas y demás.
Llegado el caso que se logra
inhibir la acción del microorganismo, dentro de todo, no afectaría tanto el
organismo del "huésped" y llegarían a tener una cierta
"convivencia" no tan agresiva en el mismo, hasta tanto se lograr
reducir su acción.
Caso contrario, y más
"agresivo", es la aplicación de sustancias totalmente
"decididas" a exterminar el microorganismo en el "huésped";
claro que, aquí, se presenta un riesgo por demás peligroso: Los restos del
microorganismo "muerto". ¿De qué modo el organismo cuenta con vías
protegidas para desechar esos "residuos"?. No hay que olvidar que son
elementos extraños que entorpecen el normal funcionamiento orgánico del
"huésped".
La importancia radica en el
mantenimiento del organismo del "huesped" sin que tenga consecuencias
para recuperar su salud.
ADRIANA GROSSI
20/08/12
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